jueves, 26 de mayo de 2016

La gente de Quintana Roo quiere un cambio y el cambio está con López Obrador y con Morena

Las elecciones del 5 de junio, la gran oportunidad de mandar al diablo al PAN y al PRD, que en nada representan a la indignación social que existe en el país


Por Carlos Carrillo Puc / Especial


Chetumal, Quintana Roo, 26 de mayo de 2016.- Morena, La Esperanza de México, se perfila como triunfador en el Sureste de México y como una de las tres principales fuerzas políticas en el resto de los estados donde habrá elecciones de gobernador el próximo 5 de junio, gracias a la consolidación del liderazgo de Andrés Manuel López Obrador y al hartazgo de la gente por la falta de democracia y de desarrollo, que el gobierno llama despectivamente “malhumor social”.

El trabajo político, el carisma y el proyecto de nación que ha difundido el líder indiscutible de la oposición nacional al PRI y a sus partidos satélites, López Obrador, han logrado lo que hace poco parecía un imposible: que un partido nuevo, surgido de la esperanza de los mexicanos, venga a amenazar el juego de poder entre unos cuantos, la “tranquilidad democrática” de panistas, priistas y perredistas.

En Veracruz, todas las encuestas coinciden en que la gente está cansada de lo que siempre le han dado los partidos tradicionales: más de lo mismo, y está volteando a mirar hacia la nueva opción política que irrumpe en el escenario nacional. Por eso el compañero Cuitláhuac García está cerca de ser el gobernador de Veracruz, postulado por el Movimiento de Regeneración Nacional.

En Oaxaca, el compañero Salomón Jara avanza y convence para ganar más votos a la causa morenista y poder alzarse con el triunfo.

Por lo que hace a Quintana Roo, las cosas apuntan a que el doctor José Luis Pech camina firme recogiendo a lo largo y ancho del estado más joven de la república, la inconformidad social de un pueblo que quiere cambiar el modelo privatizador de gobierno, que sólo genera desempleo y pobreza en las comunidades.

El doctor Pech se enfrenta a dos personajes surgidos de la misma mafia del poder: por un lado, Mauricio Góngora, del PRI, y por el otro, Carlos Joaquín, el representante de una dinastía que desde tiempos de Quintana Roo como “territorio”, siempre se ha apoderado de los cargos políticos y por supuesto, de los negocios.

Carlos Joaquín es hermano de Pedro Joaquín Codwell, secretario de Energía de Peña Nieto, y su proyecto político, más bien su ambición de llevar una gubernatura más al feudo de su grupo, es avalado por el PAN y el PRD pero no se diferencia en nada de la propuesta del PRI. Carlos Joaquín encarna a la mafia del poder, mientras que el doctor Pech es una gente comprometida con los pobres, que quiere un Quintana Roo menos desigual, con más justicia y con prosperidad para la gente.

El 5 de junio se va a escribir la historia de estas entidades: Veracruz, Oaxaca y Quintana Roo, como estados en donde la gente se cansó y mandó al diablo a los partidos tradicionales y a los representantes de la mafia del poder; el caso más emblemático será sin duda Veracruz, donde los Yunes (uno del PRI, otro del PAN-PRD) serán hechos a un lado por el pueblo, pero en Oaxaca y Quintana Roo, también hay esperanza de que la gente haga el cambio y le dé la espalda a los de siempre.

Los resultados del domingo 6 de junio confirmarán lo que se dice en las calles, lo que se comenta en los centros de trabajo, lo que se platica en las escuelas y en sitios públicos: Morena avanza incontenible hacia el 2018, con el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.

López Obrador ha reiterado su llamado al pueblo quintanarroense a no dejarse engañar por quienes afirman que el candidato del PAN representa el cambio; "nada de eso, afirmó, son lo mismo, su hermano es un entreguista de los recursos públicos, no se equivoquen, en Quintana Roo el único cambio y el sentir de la gente lo representa Morena".