POR SHAILA ROSAGEL | SEPTIEMBRE 17, 2015
Ciudad de
México, 17 de septiembre (SinEmbargo).– Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe del
Gobierno del Distrito Federal (GDF), llega a su tercer informe desgastado, con
una caída sostenida en su popularidad y, además, con una crisis de imagen
pública; el Gobernante de la capital del país está hoy muy lejos de la
aprobación social, pero muy cerca de la cúpula política federal priista,
coincidieron expertos entrevistados por SinEmbargo.
Pero la
impopularidad entre la población que votó por él en forma masiva en 2012
parecen ser lo menos importante para el mandatario, quien ve su carrera
política en otras dimensiones. A pesar de las cifras que arrojan las encuestas
y los cambios obligados en su gabinete, que realizó a la mitad del camino, sus
aspiraciones presidenciales siguen en pie y se avivan mientras más se acerca
2018, dijeron los especialistas.
“Miguel Ángel Mancera atraviesa por un momento difícil. Los niveles de aprobación no logran remontar desde hace tiempo, ya sea por algunas variables que le son ajenas, como las relacionadas con la economía o la persistencia de la preocupación ciudadana en el tema de la inseguridad, o por decisiones equivocadas de su administración”, dijo José Antonio Sosa Plata, consultor en Comunicación Política y Coordinador del Diplomado en Redes Sociales 2.0 en la Universidad Iberoamericana.
Mancera
Espinosa es el Jefe de Gobierno que ha conseguido el cargo con la mayor
cantidad de votos: 63.5 por ciento de los capitalinos que votaron en 2012 lo
hicieron por él. Sin embargo, tras tres años de gestión su popularidad ha caído
significativamente, como han mostrado las periódicas encuestas de los diarios
Reforma y El Universal.
Una encuesta
de Reforma de diciembre indicaba que la
desaprobación ciudadana del Jefe de Gobierno alcanzaba el 60 por ciento.
Dicho porcentaje, que se había mantenido así desde julio de 2014, era el más
alto desde que el diario comenzó con el ejercicio, en abril de 2013, cuando el
nivel de reprobación del mandatario local fue de 26 por ciento.
En abril de
este año, Mancera continuaba con los mismos niveles de desaprobación, pues sólo
40 por ciento de los capitalinos aprobaban su gestión. Para agosto la encuesta
de Reforma reveló que los habitantes de la Ciudad de México calificó con 5.7 la
gestión del mandatario y el porcentaje de aprobación bajó a 37 por ciento.
El 67 por
ciento de los líderes de opinión consideraron que Mancera no tiene un buen
desempeño y 49 por ciento de los capitalinos dijo que a pesar de los cambios en
el gabinete, las cosas seguirían igual.
“En relación con los asuntos de la ciudad está claro que se han acentuado los niveles de molestia e inconformidad. La corrupción en ciertas áreas de gobierno y en las delegaciones, los problemas de movilidad (falta de transporte público, tránsito) o el escándalo que se ha generado con la Línea 12 del Metro han sido, por ejemplo, son factores que han incrementado la desconfianza en la gestión del Jefe de Gobierno”, estimó el experto de imagen y comunicación política Sosa Plata.
El analista
planteó que la popularidad que gozó el Jefe de Gobierno a su llegada, jugó un
papel importante la aceptación del ex mandatario Marcelo Ebrard Casaubón, quien
dejó el poder como uno de los mejores jefes de gobierno de la Ciudad de México.
Justo antes
de cumplir seis meses de gobierno, la fundación City Mayors nombró a Mancera
Alcalde del mes de junio y según la página de internet de la organización, uno
de los motivos que se tomaron en cuenta para su elección fue porque “cuando en
diciembre de 2012 Miguel Ángel Mancera asumió como Alcalde de la Ciudad de
México era inevitable que fuera comparado con sus dos predecesores inmediatos.
Después de todo, tanto Manuel López Obrador (2000-2006) como Marcelo Ebrard
(2006-2012) implementaron cambios radicales en la ciudad”.
La
organización dijo que Mancera supo “tomar lo hecho por Obrador y Ebrard como
una base sólida para comenzar a construir una ciudad que pueda competir de
manera exitosa con otras metrópolis como Nueva York, Sao Paulo, London y
Tokyo”.
Y sí, los
analistas coincidieron en que el Jefe de Gobierno sólo proyectó ser el Alcalde
que retomó y aprovechó los frutos de la administración de Marcelo Ebrard
Casaubón e incluso de Andrés Manuel López Obrador. Pero sin brillo propio,
coincidieron.
“Se está
construyendo una gubernatura sobre los éxitos de sus antecesores; creo que en
estos seis meses hay pocos resultados concretos que se pueda decir: son fruto
de su gobierno”, dijo en esa ocasión Luis Miguel Pérez Juárez, profesor
Investigador de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política
Pública del Tecnológico de Monterrey.
Durante sus
primeros seis meses el mandatario no había logrado imprimir su “sello personal”
en temas como inseguridad, violencia y contaminación.
A tres años
de distancia, Miguel Ángel Mancera imprimió ya ese “sello personal” pero de
forma negativa: ante algunas organizaciones civiles es el represor de las
calles y el que dejó que el crimen repuntara en una ciudad que dejó de ser “una
isla”, a la que el crimen organizado no tocaba.
Sosa Plata
explicó que el desgaste de la imagen de Mancera Espinosa obedece a factores
externos e internos. Entre los externos destacó una población cada vez más
crítica y exigente, un contexto nacional adverso y un gobierno que no se ha
comunicado con eficacia.
Entre los
internos destacó el factor Partido de la Revolución Democrática (PRD), la
fuerza política que lo llevó al poder y que padece de una severa crisis, que
incluye derrotas electorales y divisiones internas.
“La
izquierda acentuó su división y mantiene el conflicto como una característica
que no ve bien la ciudadanía. El PRD fue castigado en forma severa en las
pasadas elecciones locales. La fuerza que registró Morena fue leída no solo
como un fracaso del PRD, sino del mismo Gobierno de la ciudad. Aún más. La
comunicación política ha sido uno de sus principales puntos vulnerables porque
el Gobierno de la ciudad ha mantenido modelos tradicionales y no se ha adaptado
a las necesidades que plantean los nuevos medios y las redes sociales. El mismo
Jefe de Gobierno así lo ha reconocido en muchas ocasiones”, dijo.
Fernando
Gutiérrez Cortés, director del Departamento de Comunicación del Tecnológico de
Monterrey Campus Estado de México, estimó que la causa del desgaste de la
imagen de Mancera se debe a sus decisiones “impopulares” y una ruptura con la
izquierda que se fue acrecentando conforme pasaron los años.
Hoy Mancera,
añadió, llega a su tercer año de Gobierno en el DF como un político moderado y
más coincidente con el Gobierno federal que encabeza Enrique Peña Nieto.
“Tiene coincidencias en diversas áreas con el Gobierno federal. El tema de la Línea 12 fue primordial, pues dejó claro que no cubriría a su antecesor, donde pareciera que pactó con el Gobierno federal para atacarlo”, comentó.
Medidas como
el Doble No Circula y el aumento del precio del boleto del Metro, no fueron
bien recibidas por la población capitalina.
Aún así,
para Gutiérrez Cortés, el Jefe de Gobierno sí está interesado en mejorar esa
imagen que se granjeó durante su primer trienio.
“A eso
obedecen los cambios en su gabinete, que si dan buenos resultados, quizás la
percepción de la población mejore”, dijo.
DEL CASO HEAVEN A LA REPRESIÓN EN LAS CALLES
Mancera
heredó de su antecesor Marcelo Ebrard la imagen de una ciudad segura, una
“isla” donde el crimen organizado parecía no penetrar, pero desaparición de 12 jóvenes del bar Heaven el
13 de mayo de 2013, en la Zona Rosa, una de las más vigiladas de la ciudad,
echó abajo esa impresión.
La
ineficiencia de la policía capitalina para enfrentar el caso de los 12 jóvenes
desaparecidos y la del propio Mancera y su equipo cercano –quien debería ser el
primero en mostrar experiencia en el manejo del caso, pues estuvo al frente de
la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF)–, lo colocaron
en desventaja ante la opinión pública.
De acuerdo
con activistas, el talón de Aquiles de la administración de Mancera es la
seguridad y los derechos humanos.
Unos días
después de su primer aniversario, el mandatario incrementó de tres a cinco
pesos el boleto del Sistema de Transporte Colectivo Metro, lo que provocó un
malestar generalizado en la sociedad y movilizaciones como #PosMeSalto.
El Jefe de
Gobierno contestó al descontento que generó el aumento a la tarifa con una
propuesta de reforma a la Ley de Cultura Cívica en el Distrito Federal, para
castigar a quienes no pagan el transporte público y se saltaban las barras del
Metro en protesta.
Después del
golpe del boleto del Metro, el mandatario asestó uno más a su historial:
relanzó el programa Hoy No Circula y limitó la circulación de los fines de
semana, sólo para autos nuevos.
Según una
encuesta de Reforma, que coincidió con el primer año y medio de la
administración de Mancera, la medida fue uno de los factores más significativos
para el resultado que arrojó su encuesta sobre la aceptación del Jefe de
Gobierno.
Pero el
ejercicio también incluyó otros temas, como comercio ambulante, empleo,
seguridad pública y corrupción (este último rubro con 74 por ciento de
desaprobación) donde Mancera fue reprobado por los habitantes de la Ciudad de México.
Artículo 19
ubicó a dos años de la gestión de Mancera Espinosa a la Ciudad de México entre
las tres entidades más violentas para ejercer el periodismo por el número de
agresiones, comparado con Veracruz y Quintana Roo.
Pero las
agresiones a comunicadores no fueron la excepción: en la ciudad se desató desde
que tomó posesión como Jefe de Gobierno, una racha de intolerancia y
criminalización de la protesta en las calles.
Jesús Robles
Maloof, activista que ha seguido los casos de los jóvenes detenidos durante las
protestas en las calles del Distrito Federal durante el último año y medio,
dijo que el mandatario hizo a un lado los derechos humanos.
“No tomó a los derechos humanos como base de su actuar, estableció una política de cero diálogo social, de nula posibilidad de un diálogo y recurre sistemáticamente a la fuerza”, expuso.
Al cumplirse
sus tres años de gobierno, el tema de los derechos humanos en la ciudad no
parece ser importante para el mandatario capitalino.
De hecho,
hay retrocesos importantes, como la pérdida de la Comisión de Derechos Humanos
del Distrito Federal (CDHDF), organismo que dejó de ser un contrapeso al
gobierno de la ciudad, dijo Juan Martín Pérez García, director de la Red por
los Derechos Infancia en México (REDIM).
“Capturó a la Comisión de Derechos Humanos. Colocó a una persona que no es defensora de los derechos humanos y que ha estado bajo la tutela y la anuencia positiva de Mancera. Perdimos a una institución que había sido como un contrapeso real desde hace 15 años atrás”, explicó.
Aunque
Miguel Ángel Mancera realizó cambios en su gabinete, no tocó a los encargados
de la seguridad pública y procuración de justicia en la ciudad.
No tocó a
los autores de varias represiones en las calles.
“No removió
al Jefe Apolo [Luis Rosales Gamboa] y otros policías responsables de la
represión, siguen operando. La aprobación para Mancera seguirá cayendo”,
afirmó.
Juan Martín
explicó que Mancera nunca fue un candidato cercano a las organizaciones civiles,
sino un político que aprendió que los acuerdos “se hacen en otro lado”: las
cúpulas.
Para
Francisco Cerezo Contreras, integrante del Comité Cerezo, el Jefe de Gobierno
trabaja para el PRI.
“Nosotros creemos que el entra fundamentalmente para entregar el Distrito Federal para el PRI: tiene que jugar bajo las reglas del PRI y del Gobierno Federal, por eso está modificando leyes”, opinó.
MANCERA “ECHÓ A PERDER” SU CAPITAL POLÍTICO
El pasado 19
de febrero, el Centro de Investigación para el Desarrollo, AC (CIDAC), publicó
en su boletín semanal un análisis en el que apuntaba que Mancera “echó a
perder” el capital político que tenía cuando llegó a la Jefatura de Gobierno,
con el más alto número de votos que ha conseguido un candidato a Jefe de
Gobierno. Fueron 45 puntos de ventaja sobre su rival más cercano, aprobación
que gradualmente se ha desdibujado desde que llegó al poder.
Quien se
beneficiará del debilitamiento de Mancera, será Morena, pues el partido
liderado por López Obrador buscará catapultar sus triunfos en las delegaciones
principales, que son también las más redituables política y económicamente,
para forjar un camino hacia la elección de 2018.
“Morena aprovechará las críticas a la gestión de Mancera, el debilitamiento estructural del PRD, y pondrá la mayoría de sus recursos en la obtención de triunfos en las principales delegaciones del DF”, planteó el texto de CIDAC.
El director
de Análisis Político de CIDAC, Antonio de la Cuesta, indicó que Mancera no
“jalará hacia abajo al partido”, pero tampoco le ayudará, a pesar de no contar
con niveles tan bajos de popularidad como el Presidente Peña Nieto. “Puede
afectar, pero no será un factor decisivo; aún así Morena sí le pegará fuerte al
PRD”.
Pero para el
politólogo Telésforo Nava, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana
(UAM), la merma en la popularidad de Mancera podría favorecer también al PRI.
El experto en la izquierda mexicana sostiene la hipótesis de que Mancera
deliberadamente ha emprendido políticas o acciones impopulares para perjudicar
al PRD y fortalecer al PRI, partido al que identifica como cercano (como la
Línea 12, el Doble Hoy No Circula y el incremento del boleto del Metro).
A ello
podrían sumarse el problema de la inseguridad, que el mandatario capitalino ha
minimizado, el escándalo del Oficial Mayor, Edgar Armando González Rojas, quien
renunció en octubre de 2014 tras la divulgación de audios en los que se le
involucra en supuestas compras de insumos con sobreprecios, o el avance de
proyectos inmobiliarios en varias zonas de la ciudad pese al rechazo de los
vecinos.
“Son una serie de políticas muy impopulares, que cualquiera diría qué lo que está haciendo Mancera, tal parece que [es] trabajar para desprestigiar al PRD y que éste en el futuro pierda las elecciones”, consideró Nava.
No obstante,
señaló el politólogo, el más perjudicado por sus acciones impopulares será el
PRD, no él. “Esto sí va a repercutir definitivamente en la votación del PRD en
este año en las elecciones, pero sobre todo en el 2018”.
José Antonio
Sosa Plata explicó que el tercer año de gobierno es una oportunidad para
“corregir, consolidar, proyectar y ofrecer más logros en beneficio de los
habitantes de la ciudad”.
“Tengamos presente que los habitantes del DF destacan por su interés en los asuntos públicos, porque son más exigentes con la autoridad y porque aquí se registra una actividad intensa en el uso de las redes sociales. Además, según las encuestas, el estado de ánimo de la ciudadanía pasa por un momento difícil que se manifiesta con una opinión muy negativa en contra de los políticos en general”, dijo.
Para el
analista el repunte en la imagen de Mancera es viable y factible, debido a que
cuenta con la experiencia de sus tres primeros años, los recursos económicos y
materiales para hacer los ajustes necesarios en su estrategia de comunicación;
la cual debe ser revisada urgentemente.
Pero para el
activista Juan Martín Pérez es “poco probable” que Mancera Espinosa tenga un
interés genuino en recuperar su popularidad o mejorar su imagen.
“Con quien está acordando es con políticos y empresarios. No ha sido su preocupación la imagen, como lo fue para Marcelo y Andrés Manuel [López Obrador], quienes trataban de mantenerse en un estándar en las encuestas”, explicó.
El activista
expuso que Mancera desprecia a la sociedad civil de la Ciudad de México, la
cual se fortaleció a raíz del sismo de 1985, el cual detonó a una sociedad
fuerte, participativa y que además, le abrió las puertas al PRD en 1997.
“Esa
sociedad civil fue traicionada por el PRD siendo gobierno. Mancera no llega por
las luchas sociales sino por un acuerdo político, por un sentido pragmático”,
finalizó.