lunes, 21 de mayo de 2018

Segundo debate: relación entre México y EEUU en el ojo de la tormenta

Antes hubo una protesta por la libertad a León Fierro, maestro y defensor del agua ante una empresa estadounidense, Constellation Brands, que se está apropiando del agua con el apoyo del gobierno estatal, del PAN. Ningún candidato se pronunció. Hay silencios que dicen más que mil palabras.





Ciudad de México,  21 de mayo de 2018.- Con la conducción de los periodistas León Krauze, de Univision (un medio estadounidense) y Yuriria Sierra, de Imagen TV, el debate que se había anunciado como la importancia de México en el mundo, se centró en la relación entre México y EEUU en comercio exterior, migración, y seguridad y crimen trasnacional. Se ratificó así la importancia de los vasos comunicantes entre ambos países a nivel político, económico, social y cultural.

Destacaron algunas escaramuzas entre los candidatos y el hecho de que los conductores del debate realizaron preguntas incisivas que resultaron difíciles de responder.

Más allá de la retórica, de rodillas ante Trump


Brilló con luz propia el cinismo proimperialista de José Antonio Meade –candidato del PRI, del PVEM y de Nueva Alianza– y Ricardo Anaya –candidato del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.

En ambos casos representan a los partidos que impulsaron e implementaron la guerra contra el narcotráfico y la militarización, así como las reformas estructurales que posibilitan la entrega de los recursos a las trasnacionales y la degradación de los salarios y condiciones de trabajo de las mayorías.

Meade, hipócrita hasta la médula, declaró “inaceptable” que Trump compare a los migrantes con animales, pero se negó a responder ante el cuestionamiento por la recepción del magnate cuando aun era candidato –y centraba su campaña en la humillación de México– en la residencia oficial de Los Pinos por parte del presidente Peña Nieto.

Resultó especialmente chocante Anaya –quien junto con su esposa declaró ganar 400 mil pesos por mes, es decir, 13,333 pesos diarios– la referencia a los jornaleros de San Quintín, que un salario de 100 pesos por día.

Hubo dichos de generalidades sobre exigir respeto a Trump ante las continuas amenazas e insultos que profiere contra México, como hizo el expriista Jaime Bronco Rodríguez Calderón.

Andrés Manuel López Obrador, por su parte, ante el muro y la militarización de la frontera señaló que la clave es fortalecer la economía y que haya trabajo para que los migrantes no tengan que migrar. Y para lograr el respeto de la administración estadounidense, el líder del Morena señaló que la clave es tener “autoridad moral”.

Respecto al TLCAN, López Obrador señaló que está a favor, pero que hay que subir 10 veces los salarios en México. Algo imposible de lograr si no se enfrentan los intereses de las trasnacionales y los empresarios mexicanos, como explicamos acá.

Seguridad fronteriza: hipocresía sin fin de los partidos del poder


En el segundo segmento, que abordó seguridad fronteriza y combate al crimen organizado, también sacó a relucir el descaro ilimitado de los candidatos del PRI y del PAN, en particular teniendo en consideración los múltiples escándalos de vínculos de funcionarios de ambos partidos con el crimen organizado.

Meade dijo que blindará la aduana para que no entren armas por ese lugar. Imposible más desfachatez: él cuando estaba al frente de Hacienda compró escáneres obsoletos y con sobreprecio.

A su vez, el candidato del tricolor volvió a acusar a Nestora Salgado -ex coordinadora de la policía comunitaria de Olinalá, expresa política de Peña Nieto y del PRD que detentaba la gubernatura del estado de Guerrero, y actualmente candidata a senadora de la coalición Juntos Haremos Historia- de secuestradora, un cargo del que fue declarada inocente ante la falta de pruebas de lo que en realidad era un caso de persecución política y hostigamiento.

En cuanto a Anaya, señaló que 200 mil armas entran por día a México desde EEUU, que hay que exigirles reciprocidad. Lo que olvida decir es que la guerra contra el narcotráfico y la militarización fueron desplegadas justamente en el gobierno del entonces panista Felipe Calderón. Y como parte de ese partido, firmó la Iniciativa Mérida por la cual EEUU financia la compra de armas a empresas estadounidenses.

Por su parte, López Obrador propuso promover la sustitución de cultivos como el de la amapola y criticó la estrategia de seguridad del PAN y del PRI, que tiene que haber crecimiento para que haya empleos, bienestar y paz. Denunció que los ladrones de “cuello blanco” son la peor plaga del país. Pero sigue sin plantear la vuelta de los militares a los cuarteles y suma a su campaña a personajes que provienen de lo que llama “la mafia del poder”, como Gerardo Sosa Castelán, líder del Grupo Universidad en Hidalgo, que acaba de renunciar al PRI.

Consultados respecto a la legalización de la mariguana, teniendo en consideración que en varios estados de la Unión Americana es legal, Anaya dijo que la legalización no resuelve el problema del tráfico de drogas y la violencia, y Jaime Rodríguez Calderón planteó sólo prevención. Ambos apuestan a mantener el prohibicionismo actual, que llevó al florecimiento del crimen organizado con el beneplácito de las autoridades. Mientras tanto, López Obrador no se pronunció al respecto.

Continuidad de México como gendarme de EEUU en la frontera sur


Los derechos de los migrantes -los deportados, la situación de los migrantes en Estados Unidos, los dreamers, los migrantes centroamericanos- fueron el eje del tercer segmento del debate.

Se cuestionó a los candidatos sobre qué medidas de protección tomarían a favor de los migrantes. El Bronco propuso convertir a Chiapas en la California de México y garantizar los derechos humanos de los extranjeros, y contener el tráfico y el tránsito, Anaya busca el camino de la cooperación con los gobiernos centroamericanos –para prevenir la migración.

Meade señaló que es necesario seguir haciendo equipo con las iglesias, y dar trabajo a los jóvenes para evitar que migren. Hizo gala también de su obsecuencia con el discurso criminalizador de Trump al señalar que “mucha migración implica trata y lavado de dinero”, que “hay que diferenciar entre migrantes honestos y ligados a la delincuencia”.

Mientras tanto, López Obrador afirmó que transformará los consulados mexicanos en procuradurías de defensa de los migrantes, hará propuesta a los gobiernos de Canadá, EEUU y Centroamérica para crear proyectos productivos y crear la Alianza para el Progreso. También que incluirá la cuestión migrante en la negociación del TLCAN, que asume concluirá su gobierno.

Y al final de su participación, el líder del Morena planteó la necesidad de la reconciliación nacional, y que gobernará al servicio de pobres y ricos. Una utopía que busca reconciliar los intereses irreconciliables de las trasnacionales y los empresarios “honestos”, que explotan a los trabajadores sin hacer negocios turbios con los gobiernos de turno, con los intereses de los de abajo.

Ninguno de los candidatos hizo referencia al enorme peso de la deuda externa de México -que al cierre de 2017 representó un 73% de los ingresos nacional-, un lastre que pagamos los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Tampoco ninguno planteó la necesidad de la ruptura con la administración estadounidense y los designios de los organismos internacionales. Menos aun se pronunciaron contra la entrega de Pemex y los recursos a las trasnacionales –como los hidrocarburos a las trasnacionales petroleras o el agua a la cervecera Constellation Brands.

Se revela la acuciante necesidad de poner en pie una herramienta política de los trabajadores, las mujeres y la juventud, independiente los empresarios y los partidos a su servicio. Que luche por plenos derechos para todos los migrantes, por el libre tránsito a través de los países de la región, por el no pago de la deuda externa, la cancelación efectiva de las reformas estructurales y la renacionalización sin pago bajo control de los trabajadores de todas las áreas de Pemex que se entregaron al capital privado.

Con información de http://www.laizquierdadiario.mx/