Evidencias de corrupción de un personaje de la derecha que navega con bandera de ciudadano y un falso discurso de izquierda, pero que es tan derechista como el ex gobernador Emilio González
Por Rosendo Martínez Fernández
Los abusos de los grupos que se
han apoderado de las instituciones públicas se documentan con facilidad, pues
ante la ambición de poder y el cinismo con que se conducen como si fueran
dueños de una ciudad, un municipio o un estado, no les importa dejar huellas,
porque con el tráfico de influencias que tienen con las mafias del poder todo
lo solucionan.
Desde la izquierda hemos
denunciado los malos manejos que se realizan en las instituciones públicas,
tanto de nivel municipal, estatal como federal, ya que los actores políticos
con total impunidad lucran con los bienes públicos como si fueran privados, lo
que se traduce en corrupción.
No importa si se trata de bienes
u objetos, programas sociales y hasta el propio personal que se emplea en estas
instituciones, como el Ayuntamiento de Tlajomulco, en el estado de Jalisco,
donde los ex acaldes aún gozan del privilegio de disponer de recursos como si
aún ejercieran el poder ahí.
Esto podría interpretarse como el
juego del poder en el cual cada alcalde elige a su sucesor y el que queda le
debe agradecer eternamente, o por lo menos durante su periodo en el poder, al
presidente municipal saliente.
Es el caso de Enrique Alfaro
Ramírez, quien a pesar de que dejó la alcaldía de Tlajomulco en el año 2012,
goza de privilegios como el contar con tres policías vigentes en la nómina
municipal para su uso exclusivo como escoltas, lo cual es a todas luces ilegal,
puesto que estos elementos de Seguridad Pública perciben un sueldo mensual en
ese Ayuntamiento.
Se trata de Enrique Sabino Méndez
con cargo de policía primero con un sueldo mensual de 20,623.11 pesos; Héctor
Ismael Pelayo Sánchez quien es sub oficial con salario de 23,795.89 pesos; y el
sub oficial Alejandro Muñoz Ochoa quien cobra 23,795.89 pesos en el
Ayuntamiento de Tlajomulco y quienes están asignados a la custodia del hoy
candidato a la alcaldía de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez.
Lo más relevante de este asunto
de corrupción y tráfico de elementos de Seguridad Pública, es que Alejandro
Muñoz Ochoa es un mal elemento, un policía deshonesto que reprobó los exámenes
de confianza de la corporación, por lo que fue dado de baja del cuerpo
policiaco de Guadalajara en 2012. Además, un informe del Cisen revela que esta
persona tiene nexos con el crimen organizado, hecho del cual el candidato de MC
tiene conocimiento y hace caso omiso, al grado de llegar a amenazar la libertad
de expresión del diario La Jornada Jalisco, que fue el medio que publicó esta
información.

