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Este personaje representa la riqueza material y la pobreza como ser humano. |
Además del presidente venezolano Nicolás
Maduro, quien repudió las declaraciones del magnate de bienes raíces y
celebridad televisivo Donald Trump, por sus señalamientos sobre los mexicanos
en Estados Unidos, organismos de izquierda se sumaron a las protestas.
“Repudio total a las declaraciones de
Donald Trump, bandido... cómo te vas a meter con los hermanos de México que
bastante son perseguidos y explotados por ustedes”, declaró Maduro el jueves
pasado.
Durante una alocución transmitida a la
nación venezolana por radio y televisión, Maduro exhortó a los 33 países
miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) a
“alzar su voz por los migrantes mexicanos que acaban de ser amenazados”.
“Venezuela levanta su voz en defensa del
pueblo de México ofendido por este magnate, por este pelucón”, expresó Maduro,
quien suele llamar “pelucones” a los ricos.
“¡Qué indignación! Quien se mete con México
se mete con Venezuela”, añadió.
"Venezuela levanta su voz en defensa del pueblo de México ofendido por este magnate, por este pelucón", agregó Maduro usando la palabra con la que suele referirse despectivamente a los oligarcas en Venezuela.
Por su parte, la Izquierda Diario,
constituido en el primer diario digital de la izquierda latinoamericana con
periodistas y columnistas, sostiene que Donald Trump representa el muro del
odio racial.
Con ofensivas declaraciones contra México,
el 15 de junio el magnate anunció su candidatura por el Partido Republicano
para ocupar la Casa Blanca. Deberá contender con otros once precandidatos.
Donald Trump –empresario inmobiliario y de
la industria de la construcción, propietario de una fortuna de al menos 8 mil 700
millones de dólares- declaró en conferencia de prensa que es el “único capaz de
hacer grande a Estados Unidos de nuevo”.
Entre sus propuestas está decretar
impuestos a los bienes producidos en México, derogar la iniciativa del presidente
Obama para la regulación de una parte de los migrantes indocumentados, y está
por la defensa de portación de armas entre los civiles en Estados Unidos.
Anunció también una dura política exterior con los países que se opongan de
alguna manera a Estados Unidos –hoy China, Irán y Rusia.
Odio
racial sostenido en la ignorancia
Con un discurso insostenible en hechos
materiales –que se pueden adjudicar a su ignorancia o al odio racial que él
encarna– Trump sostiene que “México está ahogando económicamente a Estados
Unidos.”
Según el Washington Post, desde que llegó
al poder en 2012, Peña Nieto ha gastados 3 mil 500 millones de dólares en
compra de armamento militar a Estados Unidos. Estas compras fueron de 1.5 mil
millones al programa de venta de armas del gobierno estadounidense y unos 2 mil
millones a empresas privadas.
Con la firma de la Iniciativa Mérida en
2008, bajo la gestión de Felipe Calderón, se desplegó en México la
militarización que ha costado cientos de miles de muertos, víctimas de
desaparición forzada y desplazados, que se vieron obligados a dejar su tierra
de origen para huir de la violencia de los cárteles del narco y del ejército
mexicano.
A esto se suma la deuda externa: 145 mil 287
millones de dólares, con el 83 por ciento emitida en dólares. Así México ocupa
el octavo lugar mundial en monto adeudado a organismos internacionales. ¿Quién
ahoga a quién entonces?
Trump sostuvo: “México manda a su gente,
pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (…).
Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Asumo que hay algunos que
son buenos”.
Si se integran a los datos expuestos hasta
aquí las condiciones de precariedad en que laboran los migrantes indocumentados
en Estados Unidos, con los salarios más bajos del mercado laboral –un varón
mexicano gana alrededor de 22 mil 550 dólares al año, mientras el salario
promedio es de 56 mil 340 dólares anuales, como explicamos aquí–, se ve que
sobre la base de la explotación y la opresión a los migrantes (históricamente)
se edifica la riqueza del gigante del norte.
Párrafo aparte merece la cuestión del
tráfico de drogas, que asciende aproximadamente a 40 millones de dólares por
año. Estados Unidos es el principal comprador de los cárteles del narcotráfico
mexicano. Pero ese tráfico no podría existir sin la colusión de las autoridades
fronterizas estadounidenses, tanto civiles como policiales y militares.
¿Y qué decir de las órdenes de Barack Obama
al gobierno mexicano, para impedir que los migrantes lleguen a territorio estadounidense?
Es la militarización de la frontera mexicana, con el Plan Frontera Sur, con
miles y miles de deportados, niños, jóvenes, mujeres, hombres. Y eso cuando las
fuerzas represivas mexicanas no los arrojan directo en brazos del crimen
organizado, como el reciente caso en Sonora del pasado 2 de junio. Allí hombres
armados dispararon contra 100 migrantes, con el saldo de 3 muertos, 13
sobrevivientes y el resto, desaparecidos.
Violencia
racial contra los latinos
El discurso xenófobo de Donald Trump encarna
el odio racial que se expresa en tantos políticos estadounidenses que olvidan
que la mayor potencia del mundo se construyó gracias al trabajo de los
migrantes, entre los cuales destacaron los mexicanos y los chinos, y gracias al
robo de la mitad del territorio mexicano en el siglo XIX.
Este discurso reaccionario es el que avala
la violencia racial de la policía contra latinos y negros, como puede verse en
los casos que a diario se hacen públicos, como el de Erik Sánchez.
Trump aseveró que si llega a presidente
construirá un muro de 3,000 kilómetros de extensión en la frontera sur
estadounidense, con sus propias empresas, y se jactó de que nadie hace muros
mejores que él y muy baratos.
Primero, ya hay un muro. Y costó decenas de
miles de vidas humanas, porque los migrantes buscaron otras rutas para cruzar
la frontera, como el desierto de Arizona. Y lo que es peor, de sus palabras se
desprende que podría autocontratar a una de sus constructoras para edificar un
nuevo muro.
Segundo, la industria de la construcción –y
la hotelera, en la que Trump también tiene empresas– emplea a numerosos
trabajadores latinos. Sobre la base de esa fuerza de trabajo, Donald Trump hizo
su fortuna.
Nada pueden esperar las y los trabajadores
estadounidenses, anglosajones, afroamericanos, latinos y de cualquier
nacionalidad, de este magnate que quiere “gobernar el mundo” para su propio
beneficio.